lunes, 23 de mayo de 2016

Todo sea por tragar con manteca

La prostitución de un gremio tan importante como lo es el periodístico que actúa al servicio de los partidos políticos, es descaradamente visible con tan solo leer los titulares de algunos medios de comunicación que cumplen una función gatillero-gansteríl, en lugar de informativa. Lamentable hecho derivado de los convenios de publicidad que muchos tienden a confundir con la compra venta de conciencias, mejor conocida como “chayote” o “moche”.

Lo verdaderamente grave, es la distorsión de la información, que por un afán desmedido casi “lambisconeríl” de quedar bien con “los clientes”, los cuales por lo general son Partidos Políticos, Gobierno del Estado, Ayuntamientos o Congreso, se llega a rayar en lo absurdo y a caer en incoherencias como lo es la búsqueda de propiedades milagrosas a las frutas y verduras, la defensa a ultranza de un candidato… o candidata que cada vez que abre la boca, es para decir estupideces, y pues obvio; hay que componerle, pa tener contento “al jefe”.

En ese mismo tenor, nos encontramos algo que durante años había sido un secreto a voces, pero que ahora va con cinismo de por medio. Les hablo de la poca solidaridad en el círculo de los comunicólogos, varios de los cuales crean grupos y asociaciones a diestra y siniestra, de whatsapp, de Facebook, entre otros. Para pasarse información y disque para estar en contacto si alguno llega a tener un problema, siempre y cuando no sea con alguno de los “patrones”, ya que de ser así, es sacado inmediatamente de los grupos, dando la impresión de que valen más los tres pesos que les dan para tragar, que la misma dignidad, honestidad, objetividad, honor, responsabilidad y una palabra que muchos reporteros desconocen: ética.

Relacionándolo con el tema, el pasado fin de semana se dio otro lamentable hecho. Un periodista fue agredido por la militancia de un partido político en un evento de campaña. Lamentablemente, el corazón de dicho compañero late por el partido contrario, sudando por cada poro de su cuerpo su filiación partidista, cosa que desató la ira de la chusma enfurecida, la cual no dudó ni un segundo en abordarlo para agredirlo y hacer uso de la violencia física y verbal y por si fuera poco, como viles aves de rapiña, lo despojaron del dinero que traía en su cartera además de exigirle a él y a sus acompañantes una identificación, de una manera déspota y prepotente digna de un ministerial.

La cerecita del pastel se pone, cuando no conformes con tal acto barbárico, los cerca de 200 militantes deciden acusar al periodista de reventador y por absurdo que parezca, de tratar de lastimar a la candidata de ese partido. Pero la cosa no acaba ahí, acto seguido, contactan con la prensa Aguascalentense la cual en su mayoría no se tragó, tan ridícula versión, pero sin embargo, los “favoritos”, se prestaron a tan vulgar farsa, consumando una injusticia más olvidándose por completo de aquél dicho, que dice: “Perro no come perro” sustituyéndolo por “Todo sea por tragar con manteca”.

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